Baila, baila, baila de Haruki Murakami

Las novelas japonesas tiene un ritmo muy agradable (algo así como el slow food de la literatura). Estaba buscando una novela de Natsume Soseki (después de haber leído Soy un Gato y Botchan) para leer durante un viaje a Colombia, pero la librería no tenía ningún ejemplar físico del autor, así que decante por otro autor japonés en la estantería de Haruki Murakami.

Después de leerlo, al investigar fechas de lanzamiento y otros datos del libro, encontré que pertenecía a una tetralogía llamada «The Rat» y que Baila, Baila, Baila, era en realidad la última parte de dicha saga.

La historia comienza cuando un periodista de 34 años despierta con la necesidad de volver a un hotel en el que conoció a una mujer que marcó su vida. Durante su estancia en el hotel se reencontrará con un misterioso personaje, conocerá a nuevas personas que de alguna forma están relacionadas con la mujer que conoció años atrás en ese hotel y cuyas relaciones harán que se vea envuelto en situaciones poco usuales para un hombre de su edad.

Sinopsis

El libro comienza en marzo de 1983 con un periodista freelance de 34 años de edad dedicado a escribir artículos banales de restaurantes a lo largo de Japón el cual despierta de un sueño acerca de un hotel donde se alojó hace cuatro años. A partir de este sueño siente la necesidad de volver a dicho hotel donde conoció a una misteriosa chica.

El hotel ha sufrido una remodelación importante, convirtiéndose en un polo de desarrollo de la región de Hokkaido. A pesar de los cambios en la administración del hotel (incluidos los propietarios), el hotel sigue conservando el mismo nombre «Dolphin Hotel», que será la pista inicial para que el joven periodista se adentre en un nuevo misterio.

Durante su estancia conocerá dos personas, una de las recepcionistas del hotel, la cual ha experimentado situaciones paranormales durante sus jornadas laborales y Yuki, una adolescente sumamente sensible cuya ausencia de sus padres lo obligará a emprender algunos viajes con ella.

Lo que parecen coincidencias durante su estancia en el hotel, harán que entré en contracto con un viejo amigo de la secundaria: Gotanda, quien es ahora uno de los actores más famosos de Japón y quien también conoció a la misteriosa mujer por la que el protagonista regresó al «Dolphin Hotel».

Thoughts

Similar a los cuentos de Después del terremoto, la historia tiene un ambiente de irrealidad y fantasía (¿realismo mágico?) el cual encuentro desconcertante en el buen sentido. Inmediatamente te ves envuelto en lo que parece un hecho paranormal ligado al Dolphin Hotel con tintes de cine negro (film noir) el cual empieza a resolverse y a complicarse con la introducción de cada nuevo personaje.

A pesar de no haber leído los libros anteriores en la colección «The Rat», es una novela que se puede disfrutar como stand alone (quizá el único cabo suelto sea el personaje de La Rata, al cual se comienza a hacer mención en algunas ocasiones a partir de la segunda mitad de la novela).

Mi siguiente libro es sin duda La caza del carnero salvaje, la cual recomiendan para tener un mejor entendimiento de Baila, baila, baila.

Positive thoughts

Lo que más me gustó del libro es la facilidad para introducir ambientes surrealistas / oníricos / mágico-realistas. Fácilmente puedes perderte entre lo que es realidad y ficción, entre una situación cotidiana y una extraordinaria.

A pesar de ser una novela larga, hay diferentes conflictos en los que se ve envuelto el protagonista para resolver el tema principal, lo cual te mantiene enganchado durante toda la novela.

Son pocos los libros que he leído de Murakami y a pesar a de no ser uno de mis autores favoritos, no decepciona en cuanto a la calidad de sus historias, personajes y narrativa.

Negative thoughts

Quizá lo único que no me agrada de la novela –y este quizá sea un issue personal con todos los trabajos el autor– es que sus libros tienden a ponerme en un estado ‘depresivo’ (siempre bromeo que Murakami se lee cuando te quieres deprimir bonito). Todo en sus historias está plagado de melancolía, ambientes soporíferos y existencialismo.